Mujer desconocida del bus

Mujer desconocida del bus de Londres,  aquella que me pidió un hueco para meter su carro de doble plaza en el bus,  aquella que vacío el orinal de su hija en el suelo antes de subir,  orinal que tiene que llevar a cuestas porque su hija tiene en problema de nacimiento y no puede retener bien el pipi todavía,  pero tampoco quiere pañal porque ella ya se siente "mayor".

Mujer desconocida que aplica crema en la cara de su hijo más pequeño mientras su hija grita porque quiere ser ella la protagonista.  Miradas que juzgan desde el otro lado del autobús.
Mujer desconocida que coge a su hijo pequeño en brazos en su "momento rabieta"  lo acuna y lo calma ante miradas acusadoras mientras su hija con necesidades especiales espera paciente su turno,  callada,  observando como los brazos de mamá son mágicos.

Mujer desconocida del bus,  yo no te conozco,  tu no me conoces,  seguramente no nos volvamos a ver nunca,  pero me hubiese gustado darte un abrazo en aquel momento en el que sentí como tus ojos se llenaban se lágrimas y mi piel se erizó.
Me hubiera gustado decirte que eres una gran madre,  que aún cuando tu cara revela cansancio,  tu pelo mal recogido poco tiempo para ti y tu mirada la frustración que sueles esconder eres una gran madre,  que está lección de vida no es sólo para ti,  ni para tus hijos,  es también para mi,  para esa gente que sabe mirar más al fondo sin juzgar lo que se ve a primera vista,  esa gente que conoce tus desvelos,  tu lucha por la salud y felicidad de tus hijos.

Mujer desconocida,  tu no me recordarás pero yo si te recuerdo y te recordaré siempre porque el amor lo puede todo,  porque tu paciencia es infinita porque eres cariño toda tu.  De mirada noble y corazón puro.  Eres una gran madre.

Todas somos esas grandes madres desconocidas para alguien,  se la mujer desconocida a la que admirar.  No seas del resto de gente que juzga sin pensar,  aprende a mirar más allá.

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